Aunque el mundo entero temía el aumento de la demanda de energía en 2023, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha querido rebajar el temor, y es que prevé una desaceleración de la actividad industrial en Europa y, por tanto, menos demanda de crudo este año.
Si bien la demanda global de petróleo alcanzará un récord de 102 millones de barriles diarios en 2023, esta cifra implica una bajada de 220.000 barriles diarios en la previsión de crecimiento hecha por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
La desaceleración de la demanda de petróleo
En el mes de julio, la AIE explicó que esta desaceleración se debe a la pérdida de ímpetu de la recuperación económica de China, “que perdió fuerza después del rebote a principios de año”, así como a la presión de un desafiante entorno económico, aunque aún confía en que China será responsable de, al menos, el 70% del aumento del consumo de petróleo previsto.
La AIE apunta que esta situación se debe, en parte, “al drástico endurecimiento de la política monetaria en muchos países avanzados”, y advierte que la demanda del crudo en la OCDE, y en Europa en particular, “languidece en medio de una desaceleración total de la actividad industrial”.
¿Cómo afecta a Rusia este descenso de precios?
La AIE hace especial énfasis en que las exportaciones del petróleo de Rusia cayeron en 600.000 barriles diarios, su nivel más bajo desde marzo de 2021, por lo que los ingresos por la exportación de crúdo dismiyendo en 1.500 millones de dólares (unos 1.347 millones de euros).
La reacción rusa a este descenso de los precios ha sido comprometerse en limitar a 500.000 barriles la exportación a partir de agosto, aunque la AIE señala que Rusia puede mantener estable la producción ya que la demanda del propio país aumenta estacionalmente.
0 comentarios